En Ciudadela Colsubsidio, Engativá, un joven skater fue baleado con arma traumática mientras practicaba su deporte. Denuncian intolerancia y otros ataques previos en la zona.
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Desde un centro médico, Alexánder Correa, un joven de 28 años habló con Q’HUBO para contar que estuvo al borde de la muerte tras un infame ataque, al parecer con un arma traumática, ocurrido el pasado 3 de abril mientras practicaba skate en el barrio Ciudadela Colsubsidio. El terrible hecho fue perpetrado presuntamente por intolerancia, y lo peor de todo es que, de acuerdo con su testimonio, no ha sido el único caso. Conozca la historia y el mensaje de la víctima.
Alexánder, un joven que trabaja como pintor independiente y que desde hace 14 años practica el skate, contó que suele aprovechar sus tiempos libres para dedicarse al deporte que lo apasiona. El pasado 3 de abril, hacia las 11 de la noche, se encontraba con tres amigos en un espacio público ubicado en la carrera 113 con calle 83A, practicando con su tabla. Todo parecía estar normal hasta que sintió un golpe repentino en su espalda.
Sorprendido y algo asustado, se dio cuenta de que le habían disparado, pero en un primer momento creyó que se trataba de un arma con balas de goma y que solo lo habían rozado.
“Estábamos patinando, jugando entre amigos, e iba a realizar un truco, cuando sentí un golpe a la altura de mi espalda, en el costado derecho. Por hechos que ya tenía conocimiento que habían sucedido anteriormente, en los que al parecer un señor le disparaba a los jóvenes en ese punto, pensé inmediatamente que ese sujeto me había disparado. Pero creí que había sido con una pistola de paintball, porque sentí como si un puño me golpeara en la espalda, a la altura del riñón. En ese momento me empecé a sentir mal, todos quedamos en shock, pero no vimos a nadie porque ya era de noche. Sentí dolor, angustia, pensé que me había lastimado internamente, pero creía que se trataba de un raspón. Tomé mucha agua, y nos quedamos como 40 minutos después de lo sucedido, mientras me recomponía”, relató.
El proyectil quedó incrustado dentro de su cuerpo
El joven se dirigió a su vivienda en Suba y, al llegar, se acostó a dormir creyendo que con descanso mejoraría. Sin embargo, unos 30 minutos después se despertó con un dolor intenso y el cuerpo frío, lo que lo puso en alerta.
“Desperté a mis padres y nos dirigimos a la Clínica Shaio. Llegamos como a las 3:00 a. m. Ingresé a urgencias, me hicieron exámenes e identificaron que tenía un perdigón incrustado en el colon. Eso me perforó parte del colon, afectando el intestino grueso, lo que hizo que la materia fecal saliera y se contaminara la parte digestiva. También tenía un sangrado interno. En el momento del disparo, salió un poco de sangre, pero parecía un raspón; un amigo me limpió con papel, pero no era mucho. Después, tras exámenes de orina en los que encontraron alteraciones, me ingresaron a cirugía, cortaron el colon e hicieron suturas en el intestino. Me realizaron dos intervenciones más para revisar lo que se había hecho en la cirugía de urgencias”, contó Alexánder.
